Nunca he confiado en herramientas como Turnitin, y como profesor, además, no puedo hacer más que disentir y dudar de sus conclusiones. Desde la primera vez que, a finales de noviembre de 2022, probamos ChatGPT, sabíamos que una innovación como esa iba a cambiar la educación, pero no necesariamente a destruirla. De hecho, como educador, los profesores que se afanan en prohibir ese tipo de herramientas y en tratar de detectarlas a toda costa me preocupan mucho más que los que simplemente toman una aproximación abierta y permiten su uso de manera transparente. A estas alturas de película, me preocupa seriamente que un profesor no sepa usar ChatGPT de manera competente, mucho mejor que sus estudiantes.